El hermano río nos recibe con su ondular, a veces suave y a veces violento, dejándonos circular amorosamente por su cauce.
Mi amigo y maestro Darío, uno de los más experimentados kayakistas de travesía del país, me dio la oportunidad de acompañarlo durante un día de recorrido, en el que unimos Tigre con Puerto Madero. Fueron unos 30 km. de travesía ininterrumpida, pasando por Martinez, San Isidro, Olivos, Cancha de River, Aeroparque, para llegar a una de las aguas más contaminadas del planeta. Fue impresionante ver la ciudad desde afuera, como si fuéramos astronautas acuáticos decidiendo ingresar en la atmósfera en un día de invierno casi primaveral, otra de nuestras planetarias contradicciones climáticas.
Impresionante ver la cúpula de smog y preguntarnos si de veras queríamos ir hacia allí. Por suerte comenzó a soplar el Pampero, que mitiga parcialmente los efectos de nuestro desdén por el medio.
En meditación, durante el recorrido, pedí la limpieza del aire, la limpieza del río (que es un ser vivo al que estamos llenando de veneno), y la limpieza de mi propia mente, para amplificar mi conciencia y ser de más ayuda para mi entorno.
Les dejo una fotito de lo hermoso que es el Río de la Plata, y un mapita de lo que hicimos en este jueves lleno de sol en el que fuimos turistas de la ciudad entrando por la puerta trasera...
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