jueves, 2 de septiembre de 2010

De flores, lobos feroces y castillos encantados

La conclusión fue clara y contundente, lo condenaron, por su chifladura
a convivir, de nuevo entre la gente, vestido de cordura.
Alberto Cortés

La vida en equilibrio no existe. Tal vez el secreto sea pasar periódicamente por el centro, como un péndulo, pero oscilando entre las distintas potencialidades que nos brinda nuestra alma. Te invito a explorarlas con las Flores de Bach.

Y Volar, volar…
Gran parte de nuestros sistemas educativos intentan “amoldar” a quienes están aprendiendo, cómo si saber fuera conocer de memoria los caminos ya transitados por otras mentes. No niego que la adaptabilidad sea una cualidad importante, pero, ¿qué hay de la creatividad, de la singularidad, de todas esas características que nos individualizan? Se olvidaron de incluirla en los programas de estudio.
Es causal que me surgiera escribir esto mientras terminan las vacaciones de invierno para los chicos. Volver a clases puede ser una fiesta, si aprendemos a celebrar las diferentes formas que tenemos de ver la realidad.
Por ejemplo, muchos utilizan la esencia floral de Clematis para equilibrar a quienes están fuera del aquí y ahora, esas personas que se pierden “en la luna de Valencia”, y sueñan despiertos.

El Doctor Bach hablaba así de Clematis:

Es el floral recomendado especialmente para los soñadores, los somnolientos, los que no están plenamente conscientes, o que no tienen gran interés por su vida presente. Personas generalmente calladas, que no son realmente felices en sus circunstancias actuales, y que piensan más en el futuro que en el presente; viven esperanzados en tiempos mejores, en los que sus ideales puedan concretarse plenamente”.

Entre sus Flores de Bach, destacó todo un grupo de esencias que nos ayudan a iluminar con nuestra conciencia el aquí y ahora. Son los “remedios para quienes tienen poco interés en sus circunstancias actuales”.
Sin embargo, me permito interpretar a las Flores de Bach bajo las características de su acción pendular, tendiente a encontrar el equilibrio entre extremos emocionales, y sugerir la idea de explorar el uso de Clematis tanto para quienes están volando en un sueño que no les permite una acción funcional, como para aquellos que por el contrario sólo ven los aspectos concretos y visibles de cualquier situación. Personas en las que el elemento “tierra” es tan contundente que necesitan, como decía un programa televisivo de entretenimiento de los años ´80, “atreverse a soñar”. Perdón por mis ejemplos anticuados, es que dejé de ver televisión y de comer los chocolates fabricados por el Willy Wonka argentino (me caían intelectualmente indigestos).

Pies en la Tierra, cabeza en las Estrellas
Recuerdo este poderoso libro del Dr. Lair Ribeiro, de quien personalmente aprendí mucho y con quien compartí algunas entrevistas durante mi vida en los Estados Unidos. La frase en sí misma sugiere un equilibrio entre el soñar y el actuar, tan olvidado en nuestra ajetreada e irreflexiva “vida de urgencias”.
Dejar toda actividad por unos instantes, tomar unas gotas de la Flor de Bach Impatiens, y hacer algunas respiraciones profundas es todo lo que necesitamos para recuperar las riendas de nuestra mente, y empezar el camino que nos conduce a la acción reflexiva, la que nos lleva a seguir los dictados de la voz de nuestro corazón. ¿Qué puede pasar si jugamos un poco más, si nos volvemos un poco más creativos en nuestra vida? A lo mejor necesitamos, para darnos permiso, un poco de Rock Water. Porque según el Dr. Bach…

“Rock Water es para quienes son demasiado estrictos en su modo de vivir, y se niegan a sí mismos muchas de las alegrías y placeres de la vida, porque consideran que van a interferir en su trabajo. Por lo general, resultan muy severos para consigo mismos, desean estar bien, fuertes y activos, y harán cualquier cosa para poder mantenerse así. Esperan ser ejemplos que atraigan a otros a seguir sus ideas para obtener mejores resultados”.

Después de leer esto no sé qué hago un fin de semana trabajando. Me voy a jugar yo también, tengo un taller de teatro que empieza en media hora. Los invito a liberar las emociones, a ampliar el abanico de colores con las que el alma se expresa, porque tenemos un milagro por el cual responder, que se llama vida. Y en nombre de la vida que tenemos el honor de compartir, les dejo como regalo de este mes la canción del lobo:

La lluvia que destiñe su lomo oscuro,
el olor de la tierra mojada hundiéndose
bajo sus pies salvajes,
y un miedo primitivo, tan intenso,
que termina por penetrar
el territorio de sus sueños.
Corre el lobo, salpicando barro,
corre atravesando eternidades,
corre el lobo hasta olvidarlo todo,
y al mirar atrás
sólo queda su ausencia.
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